Cirilo en la Iglesia :
Todos los que estaban, o casi todos,
estaban vestidos de color negro. Algunos lloraban. Muy pocos. Otros, no
lloraban. Muchos.
Salió el párroco.
El párroco habló muy bonito. Habló
de Cirilo, más o menos bonito. Habló de la muerte. Muy bonito. Habló de después
de la muerte. No tan bonito. Todos estuvieron como una hora en la Iglesia con Cirilo en el
centro en una banqueta que podría parecerse a la banqueta de la plaza, pero no
era ni se parecía. Había que echarle cemento a la banqueta de la Iglesia para que se
pareciera a la banqueta de la plaza, para que escondiera las cabillas. Pero, la
banqueta de la Iglesia
no tenía cabillas para esconder. Por eso no se podía cubrirla con cemento. Por
eso tampoco era ni se parecía a la banqueta de la plaza, la banqueta donde
estaba Cirilo.
Cirilo no se veía. Pero estaba en
esa cosa de madera que estaba en la banqueta de la Iglesia. Por lo menos
estaba antes de salir de la casa donde vivía, en la esquina derecha del lado de
la plaza. A lo mejor todavía estaba ahí. No en la casa, porque ya no. Tal vez
en la Iglesia
encima de la banqueta. O sea, Cirilo.
O a lo mejor ya no estaba.
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