Las campanas del reloj:
El reloj que
estaba en la parte más alta de la
Iglesia , que tenía al frente una plaza que tenía una
banqueta, tenía tres agujas. Una flaquita que saltaba con brinquitos sin parar.
Una más gordita que saltaba con más lentitud, pero igual saltaba. La más gorda
de todas era muy perezosa. Saltaba muy poco y después de muchos saltos de la
flaquita y de la otra. La más gorda y perezosa hacía que sonaran las campanas
del reloj. Pero dependía de los brinquitos de las otras dos. Pero cada vez la aguja perezosa y la más gorda hacía que el
reloj sonara las campanas, las suyas, y no las de la Iglesia , y sonaba
distinto. Así siempre y siempre.
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